miércoles, 3 de agosto de 2011

Día a día en Domus

Para continuar con las presentaciones, hoy queremos contaros cómo es un día a día en nuestros Centros. Como vais a poder comprobar, ¡¡no hay tiempo para el aburrimiento!! Os lo va a contar una de nuestras residentes en primera persona:

“¿Qué te cuente un día cualquiera? Pues me levanto bastante temprano, sobre las ocho y media de la mañana, porque ya dice el refrán que A quien madruga, Dios le ayuda. Las chicas de rojo (las auxiliares) me ayudan a levantarme de la cama, a ducharme porque no llego a lavarme la espalda y los pies, y a vestirme. Después me quedo en el baño y mientras ellas ayudan a otros compañeros, yo me peino, me aseo la boca y me pinto un poco la cara, porque soy muy coqueta.

Después alguna de las chicas de rojo pasa a recogerme para ir a desayunar. Yo camino con un carrito, pero les da miedo que me caiga si voy sola y por eso me acompañan. Sobre las diez de la mañana desayuno: café con leche, zumo, pan con mermelada, galletas, churros, bollos… un desayuno de Reinas. Tengo unas compañeras de mesa en el comedor muy agradables.

Durante el resto de la mañana, depende del día, tenemos clases para mantenernos activos. Bajamos en grupo a las clases de la planta baja, donde nos juntamos con otros que viven en otras plantas. Hago gimnasia, cosas de memoria, dibujo, hago ejercicios de palabras... de todo un poco para que nuestro cuerpo y nuestra mente se atrofien lo menos posible. Las profesoras son muy simpáticas, aunque de vez en cuando se enfadan si dejamos de bajar a la clase y suben a regañarnos.

Tras tanto trabajar, llega la hora de comer, a la una y media. Me ponen ensalada, primero, segundo y postre. Yo normalmente no me lo como todo, soy de poco comer y me ponen demasiado. Suelen insistir en que me lo coma todo, pero no hago mucho caso… cuando termino de comer marcho al salón, que está al lado del comedor, y, entre sueño y sueño, veo las noticias y la telenovela. Otros compañeros se echan la siesta en la cama, pero yo prefiero el sillón.

Algo antes de las cinco de la tarde paso a merendar. ¡¡No dejamos de comer!! Al igual que en el desayuno, tomo café con leche y algún bollito. Lo que más me gusta son las magdalenas valencianas.

Luego por la tarde vuelvo a bajar en grupo para tener clase de pintura, juegos, cante o cualquier otra cosa que se les ocurra a los profesores. He de decir que algunas tardes me ponen falta de asistencia, porque viene mi familia y ahora con el buen tiempo salimos a pasear al patio y nos tomamos algo en la terracita del bar.

A las ocho de la tarde ceno y, poco a poco, las chicas de rojo nos acompañan a cada uno a nuestra habitación. A mí me gusta quedarme de las últimas y cuando me acuestan me quedo un ratito viendo la televisión desde la cama, aunque me duermo enseguida y después entran a apagarla.

He de decir que aunque no tengo ninguna enfermedad grave, a diario saludo al médico y a la enfermera que esté por mi planta, por si algún día me pasa algo, que me conozcan.

Y este es mi día en esta mi casa desde hace ya bastantes meses.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario